martes, 6 de septiembre de 2016

Cómo tomar decisiones… (Lc 6, 12-19)

En la vida estamos tomando decisiones continuamente. Unas muy sencillas: qué desayunar, tomar el ascensor o subir por las escaleras… Y, otras, más complejas: qué profesión elegir, decidirme entre distintas opciones laborales, qué hacer con mi vida…
Hay personas a las que les cuesta tomar decisiones y las dilatan indefinidamente… Creen que, de este modo, no corren el riesgo de equivocarse… Sin embargo, detrás de esto hay un sutil engaño… No elegir es ya haber elegido… Elijo que otros decidan por mí o elijo que mi vida no tenga un rumbo determinado… Y, no pocas veces, luego viene la queja o la lamentación…
Vivir es elegir… Y hay que elegir conscientemente… Es la manera de tomar nuestra vida en nuestras propias manos, hacernos responsables de ella…
Las elecciones importantes, aquellas que pueden marcar la dirección de nuestra vida, hay que cuidarlas… No deberíamos tomarlas precipitadamente ni dejarlas al azar…
Hoy el evangelio nos muestra a Jesús en uno de esos momentos trascendentales… Tiene que elegir a Doce entre la multitud de discípulos que le siguen… Doce que serán los encargados de continuar su misión… Doce íntimos, cercanos… Elegir a esas personas en las que depositaremos toda nuestra confianza no es fácil… Por eso, pasa la noche en oración… Es decir, no se trata solo de, como se dice vulgarmente, “consultarlo con la almohada”, sino de poner nuestras decisiones delante de Dios, ante su mirada, bajo su luz… Sopesarlas con calma, dejando que lo que tengo que hacer de alguna manera me fluya desde dentro…, desde ese lugar que nos indica qué es lo mejor en un momento determinado…
En momentos de incertidumbre… o cuando nos enfrentamos a disyuntivas… o ante decisiones que puedan ser clave para nosotros…, pongámonos delante de Dios, dejémonos guiar por esa voz interior… Y confiemos en ella…

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