jueves, 1 de septiembre de 2016

Descubre tu potencial (Lc 5, 1-11)

Todos tenemos un enorme potencial dentro de nosotros. Es decir, posibilidades muchas veces sin descubrir, explorar y, por tanto, sin explotar. De hecho, actualmente existen los conocidos como “cazatalentos”; personas que saben ver todo lo que puede llegar a ser una persona.
En las Olimpiadas que acabamos de celebrar, hay muchos ejemplos de esos… Deportistas que fueron descubiertos por alguien, antes de que destacaran de manera particular, y que después de un adecuado entrenamiento y, por supuesto, empeño personal, han llegado a conquistar medallas… El evangelio de hoy me recuerda esto…
Jesús tiene un profundo conocimiento de las personas… Sabe cómo somos, lo que hay en nuestro interior, nuestra historia y, sobre todo, sabe lo que podemos llegar a ser…
Hoy Lucas nos narra el encuentro de Jesús con Simón, a quien luego pondría como sobrenombre Pedro. Como siempre, la narración es hermosa. La gente se agolpa alrededor de Jesús para oír la Palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret; ve dos barcas junto a la orilla: los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Sube a una de las barcas, la de Simón, y le pide que la aparte un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseña a la gente. Sin prisa… Y la gente lo escucha embelesada… Cuando terminó de hablarles, le dijo a Simón: “Rema mar adentro y echad las redes para pescar”. Esto no tendría mayor importancia, salvo que habían estado trabajando toda la noche y no habían pescado nada… Lo importante es que Simón, con una fe ciega en Jesús, hace lo que le dice y el resultado es asombroso…
Simón Pedro, que es un pescador avezado, se da cuenta de que lo obtenido supera con creces su esfuerzo y que, por tanto, está Dios de por medio, y tiene esa hermosa oración: “Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.” Hay situaciones en la vida en que caemos en la cuenta de nuestra pequeñez, de nuestra limitación o simplemente nos sentimos anonadados por algo cuyos resultados sabemos, supera con creces nuestro esfuerzo o que, sencillamente, no merecemos…  Es algo tan bueno e increíble, que nos desborda… ¡Cuántas veces esta experiencia se convierte en una experiencia espiritual…! Nos damos cuenta de que ha sido Dios, obrando a nuestro lado…
Lo maravilloso es que, en ese momento, Jesús dice a Pedro: “No temas: desde ahora serás pescador de hombres…” Jesús ve en Simón algo más que un pescador de peces, ve en él un potencial enorme, la capacidad de llegar a ser un “pescador de hombres”; es decir, alguien capaz de colaborar con Él en sacar a las personas de lo profundo del mar que, en la Biblia, representa el poder del mal…
Sí, todos tenemos un potencial enorme que, puesto en manos de Jesús y al servicio de los demás, puede llegar a obrar maravillas… De hecho, seguro que más de una vez, lo hemos constatado… ¡Desarrollemos ese potencial!


No hay comentarios: