sábado, 17 de septiembre de 2016

Persigue tus metas. (Lc 8, 4-15)

Trabajar con personas no es fácil, pero merece la pena. Esto se ve de manera especialmente palpable en el campo de la formación... en la escuela, en la familia, en las relaciones de ayuda... Y no pocas veces tenemos la sensación de fracaso... Hemos puesto todo nuestro esfuerzo y dedicación, y nuestros alumnos, nuestros hijos o personas a las que intentamos ayudar con nuestros consejos y ejemplo... no responden..., o al menos así nos parece.
Jesús también tuvo esa experiencia. Recuerdo la curación de aquellos 10 leprosos y solo uno volvió a dar las gracias... En la parábola del sembrador, Jesús nos va a recordar que la respuesta es responsabilidad personal. 
La conocéis. Sale un sembrador a sembrar. Su tarea es arrojar la semilla. Y, en este caso, el éxito de la cosecha no va a depender ni de quien siembra ni de la calidad de la semilla sino del tipo de terreno; es decir, de la respuesta y disposición personal de cada uno... 
En la parábola, Jesús habla de 4 tipo de personas. Aquellas que escuchan, pero no se enteran, como si tuvieran un impermeable o una coraza; personas que escuchan y su respuesta inicial es positiva, pero ante las dificultades se dan por vencidos, no luchan, renuncian, les falta constancia; personas que quieren hacer lo que se les dice o saben que es bueno, pero que andan tan liados, que nunca tienen tiempo de hacerlo; y personas que se marcan sus objetivos, sus metas y van a por ellas...
Esta parábola nos anima a seguir sembrando sin desanimarnos. Pero también a saber que no todo depende de quien siembra. Y nos lleva a preguntarnos cuál es nuestra disposición personal... ¿Tenemos claras nuestras metas, nuestros objetivos, sobre todo de cara al tipo de persona que quiero ser, a lo que quiero conseguir en esta vida? ¿O soy de los que me propongo cosas pero las dificultades, la dispersión o, sencillamente, la comodidad, boicotean lo que en el fondo deseo alcanzar?
Acojamos esa semilla de buenos deseos que Dios pone en nuestro corazón y pongamos los medios para que pueda fructificar.

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