lunes, 17 de octubre de 2016

Estamos de camino... (Lc 12, 13-21)

A veces vivimos sin darnos cuenta de que un día vamos a morir. Es decir, sin tener plena consciencia de que estamos aquí de paso, por un tiempo limitado. No sabemos cuánto tiempo, si será mucho o poco... Lo importante es qué hacemos mientras estamos aquí, cómo vivimos nuestra vida mientras vamos de camino...
Hoy no se piensa en la muerte. Es casi un tabú. Antiguamente, sin embargo, pensar en ella ayudaba tomarse la vida más en serio.
Por ejemplo, cuando alguien dudaba acerca de una decisión importante a tomar, se le aconsejaba que pensara en el momento de su muerte, qué le gustaría haber elegido entonces... Y esta simple reflexión le ayudaba clarificarse por dentro.
Esto mismo aparece en muchos argumentos de películas. Alguien se entera de que va a morir y decide hacer todo aquello que había deseado hacer siempre, con una libertad impresionante...
En el evangelio de hoy, Jesús cuenta una parábola. Trata sobre un hombre que solo pensaba en tener bienes y más bienes... Toda su vida se había convertido en un incansable afán de acumular, de tener más. Y Dios le dice: «Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?»
Si hoy me dijeran que me queda poco tiempo de vida, ¿qué haría?, ¿cómo emplearía mi tiempo?
Vivamos nuestra vida de manera inteligente, sabiendo que estamos de paso, que nuestra verdadera riqueza serán nuestras buenas obras. Vivamos sin apegos, sin codicia, libres, abiertos a los demás, a compartir...
Dios es don, pura gratuidad y generosidad... Y como nosotros somos imagen suya, viviremos más felices si vivimos con esas mismas claves...

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