jueves, 7 de abril de 2022

Domingo de Ramos (Ciclo C): "Paz en el cielo y gloria a Dios en las alturas" (Lc 19, 28-40)


1. LEE: Lc 19, 28-40

El sexto domingo de Cuaresma corresponde al Domingo de Ramos, considerado el pórtico de la Pasión.

La liturgia de este día es muy especial. Se inicia con la procesión de los ramos, que rememora la entrada triunfante de Jesús en Jerusalén y, en la liturgia de la palabra, se lee el relato entero de la Pasión, tomado de uno de los sinópticos. Este año, al estar en el ciclo C, leeremos el del evangelio según san Lucas (recordemos que el viernes santo se lee siempre el relato de la pasión según san Juan). Con ello, la liturgia expresa la dimensión sufriente y, a la vez, gloriosa, que contemplaremos en los días santos que se aproximan.

Ahora vamos a comentar únicamente la Entrada de Jesús en Jerusalén (Lc 19, 28-40), que se lee en la procesión con los ramos.

Sin duda, una manera sencilla de leer el evangelio es fijarnos en los personajes. Es lo que os propongo ahora.

Jesús está a punto de entrar en Jerusalén. Entonces, pide a dos de sus discípulos ir en busca de un burro. Les da instrucciones precisas. Y, ellos, sencillamente hacen lo que Jesús les dijo sin dilaciones ni preguntas ociosas. He aquí el primer modelo de discípulo que nos presenta este evangelio.

Cuando están a punto de tomar el burro, su dueño les pregunta qué hacen. Ellos repiten lo que les dijo Jesús: «El Señor lo necesita». Y aquel hombre, pone a disposición del “Señor” aquel humilde animal. He aquí otro modelo de discípulo, aquel que pone disposición del Señor lo que necesite y que me lo solicita a través de sus discípulos.

Al entrar en Jerusalén encontramos muchos personajes. Quienes acompañan a Jesús, ponen sus mantos sobre aquel burro para que Jesús lo monte. Y, luego, muchos otros, seguramente siguiendo su ejemplo (¡el ejemplo arrastra!), extienden sus mantos sobre el camino polvoriento. Este gesto es significativo pues, por un lado, con ello se resalta que quien entra es una personalidad importante y, por otro, el manto era una prenda muy costosa. De este modo, Lucas resalta que el discípulo es aquel que pone a disposición de Jesús sus bienes, incluido aquello que nos resulta muy valioso.

Todo el ambiente rezuma alegría… Este es también un indicador… Nuestro seguimiento a Jesús debe producir alegría. Como dice san Pablo, Dios quiere que lo sirvamos con alegría. Nuestra entrega debe ser una entrega gozosa!!!

Aquellos discípulos están tan contentos, que entonan un canto, cuya segunda parte, recuerda el cántico de los ángeles que anuncian el nacimiento de Jesús a los pastores (Lc 2,14): «¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!». Solo que ahora ya no son solo los ángeles, sino sus discípulos quienes se unen a ese “coro celeste”, como anticipando su resurrección.

Todo esto, sin embargo, no debe hacernos olvidar que Jesús viene montado en un burro… Sin duda, una imagen desconcertante…, pues lo normal habría sido entrar a caballo… En tiempos de Jesús, unos esperaban un mesías rey; otros, un gran guerrero; otros, un sacerdote o un profeta; todos, alguien poderoso. Jesús, en cambio, se identifica con el Mesías pacífico y humilde de Zacarías 9,9-10. La imagen de Jesús entrando en burro a Je­rusalén es todo un símbolo de la “conversión” que tenemos que realizar. El modo de ser “señor” de Jesús y, por tanto, el nuestro, no es el del poder sino el del servicio humilde y sencillo.

Finalmente, encontramos a algunos fariseos. Ellos también están entre la gente que recibe a Jesús, pero con una actitud bien distinta. No solo no lo reconocen como mesías, sino que incluso le exigen a Jesús que haga callar a la gente. He aquí otro modo de posicionarnos ante Jesús… No solo no lo seguimos, sino que queremos impedir que otros lo hagan… Y eso lo podemos hacer de muchas maneras…

Empezamos una “Semana Santa”. La invitación es a hacer silencio, un silencio habitado, un silencio que nos abra a la escucha, a contemplar las escenas, los personajes… No como un mero recuerdo sino haciéndonos presentes a la entrega de Jesús… Que el Señor nos ayude a entrar en sus sentimientos, en su corazón y nos anime a seguir sus huellas…

2. MEDITA
  • ¿Con cuál de los personajes me identifico?
  • A Jesús lo reconocen como el mesías enviado por Dios con gestos y palabras, ¿con qué gestos y palabras yo lo anuncio a mis hermanos?
  • ¿Comparto yo ese modo de ser sencillo y humilde de Jesús?
  • ¿Está mi mirada fija en Jesús, en su entrega amorosa, ahora que ya estamos a punto de empezar la Semana Santa?
3. ORA
  • Haz silencio en tu interior...
  • Dialoga con el Señor...
  • Pídele... Dale gracias...
4. COMPROMÉTETE
  • ¿A qué te invita su Palabra?
  • ¿Qué podrías mejorar o cambiar? Decide cosas concretas.

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