Señor, quiero caminar por tus senderos, pero me extravío.
Se me amontonan mis recuerdos, no acabo de perdonarme,
no llevo mi pasado con alegría,
no acabo de hacer las paces conmigo.
Nos has dado un gran regalo, LA LIBERTAD,
indispensable para ser PERSONAS Y HUMANOS,
pero….nos ahoga la maldad.
Quiero deshacer los nudos de la maldad y arrancar todo yugo.
Mi corazón es como la hierba seca, me siento solo.
SEÑOR, te grito en silencio, no sé si me oyes,
libérame de mí, líbrame del más temible de los poderes
“engañarme a mí mismo”.
Podría intentar jugar contigo pero… has ganado,
no voy a jugar contigo,
ya no eres un Dios de mercancía o de cajero automático.
Señor, quiero ser alguien que te ama y se fía de ti, sin nada a cambio.
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