La segunda petición del Padre nuestro tampoco resulta muy comprensible en un primer momento… ¿Qué pedimos cuando decimos que venga su Reino?
El Reino de Dios fue el mensaje central de Jesús. Él no se cansaba de decir que el Reino de Dios estaba cerca (Mt 4,17)… Con ello lo que quería decir es que Dios se estaba acercando, que ya estaba entre nosotros y que su presencia traía salud, felicidad, justicia…
El Reino de Dios es la sociedad organizada según la lógica de Dios, según su proyecto. Por eso, el Reino de Dios sería un mundo en el que reina la justicia, el amor, la misericordia; un mundo en el que Dios es reconocido como Padre y en el que todos vivimos como hermanos… Por eso, pedir que venga su Reino es decirle: Queremos que Tú y sólo Tú reines sobre nosotros, sobre todos, sobre el mundo. Pedimos que ya no seamos nosotros ni nuestros intereses ni el interés del más fuerte o de los poderosos el que dirija los destinos de la humanidad sino que sea Él, el Padre de todos, el que rija el mundo, nuestra propia vida… Pedimos, por tanto, que Dios Padre sea el Rey de todos, el centro, el punto de referencia, el único absoluto pues Él es un Rey justo, misericordioso y todoternura.
Esta petición es, al mismo tiempo, un compromiso: Hacer realidad ya el Reino de Dios con nuestra vida, con nuestras opciones, con nuestro modo de actuar…
Podemos preguntarnos: ¿Es Dios el centro de mi vida?, ¿quién rige mi existencia, mis opciones? ¿Cómo puedo yo hacer presente el Reino de Dios?
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