lunes, 28 de julio de 2008

Padre nuestro (7): "...danos hoy nuestro pan de cada día"

Las últimas peticiones se dirigen particularmente a la comunidad cristiana. La primera de ellas es: “Danos hoy nuestro pan de cada día”.
El “pan” se refiere a las necesidades básicas… en este sentido tiene un carácter simbólico y más amplio. La interpretación más extendida y compartida por todos es que en el Padre nuestro pedimos a Dios que cubra nuestras necesidades básicas, que nos provea de aquello que necesitamos para vivir.
¿Y cuáles son esas necesidades humanas básicas?
Sin duda, todos necesitamos comida, vestido, vivienda, salud… Pero también necesitamos seguridad, amor, perdón, acogida… necesitamos fe, esperanza, caridad…
Pedir el pan es reconocer que todo es don, regalo… reconocer que todo lo recibimos de las manos bondadosas del Padre…, que no es sin más fruto de nuestro esfuerzo… Pedimos porque confiamos que el Padre vela por nuestras necesidades…
Pero, si nos fijamos, pedimos el pan de cada día… No se trata de acaparar… Jesús crítica fuertemente la codicia, la avaricia… Aprender a vivir al día es aprender a esperar que el Padre nos provea cada día de lo que necesitamos… Es lo que hemos entendido siempre por Providencia de Dios…
Sin embargo, una vez más, esta petición es también un compromiso: velar para que a nadie le falta su pan cotidiano…, trabajar para que todos tengan lo necesario para vivir…, cuidar porque todos puedan cubrir sus necesidades corporales, psicológicas y espirituales… Es decir, aprender a compartir, a preocuparnos y a ocuparnos de los demás…
Además de esta interpretación, hay algunos manuscritos que traducen esta petición de este modo: “Nuestro pan del mañana dánosle hoy”. En este sentido, se alude no sólo a nuestras necesidades cotidianas, sino a ese deseo de compartir el banquete futuro, de participar de la mesa de los hijos de Dios. Es decir, que en el hoy nos haga gustar de aquello que nos tiene reservado para cuando nos encontremos con Él.
De alguna manera, este deseo se realiza en la Eucaristía, donde recibimos el pan espiritual, la misma vida de Dios.
¡Demos gracias a Dios por tantos regalos que recibimos de Él todos los días…!

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