miércoles, 4 de junio de 2008

Nuestro Dios es el Dios de la Vida (Mc 12, 18-27)

El texto de Mc 12,18-27 nos narra otra polémica entre Jesús y los saduceos. En esta ocasión se trata de la resurrección de los muertos.
En tiempos de Jesús había dos corrientes. Una de ellas, representada por los fariseos, descubría en la Escritura testimonios que abrían a la esperanza de la resurrección; para la otra, en cambio, representada por los saduceos, no cabía esperar una vida futura… En este episodio los saduceos, al igual que ayer, tampoco buscan la verdad, sino que desean que Jesús apoye su posición, dejando en evidencia que es absurdo creer en una vida más allá de la muerte… Hay quienes dicen que a los saduceos les resultaba difícil creer en otra vida dado que formaban parte de la aristocracia y, por tanto, para ellos lo único real es el tiempo del que podemos disfrutar aquí y ahora…
¿Qué posición toma Jesús?
En primer lugar, Marcos recoge una de las perlas salidas de la boca del Maestro: “Estáis equivocados, porque no entendéis la Escritura ni el poder de Dios”… Y sí, este reproche también podría dirigirse a nosotros… Cuántas veces no entendemos el verdadero sentido de la Palabra de Dios y le hacemos decir lo que realmente no dice… Hay quienes la usan de manera fundamentalista para justificar sus posturas y hay quienes sencillamente la ridiculizan para quitarle autoridad… Y, claro, si no entendemos su sentido difícilmente podemos extraer de ella el verdadero mensaje que es la brújula que nos puede ayudar a vivir…
Jesús en esta ocasión toma partido. Para Él, Dios es un Dios de vivos, no de muertos… La esperanza en la resurrección, la certeza de que nuestra vida no termina aquí sino que llegará a su plenitud cuando volvamos a la casa del Padre, es la que nos alienta a vivir de manera comprometida el evangelio, la que ha animado a muchas personas a jugarse la vida…
El Dios de Jesús en quien creemos es el Dios de la vida… Por eso, todo lo que genere vida tiene en Él su origen… Y siempre que hay vida, podemos tener la certeza de que el Espíritu que es vida está presente…
Disfrutemos hoy de toda la vida que nos rodea, dentro y fuera de nosotros, y démosle gracias a Dios por querer compartir su vida con nosotros.

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